Al día siguiente de hacer la excursión de Kutná Hora, nos tocaba hacer la de Terezin o tristemente conocida por su nombre en alemán: Theresienstadt. Fuimos de nuevo a la calle Celetná al borde de la plaza de la Ciudad vieja, para encontrarnos con el guía, Andrés, un chico Chileno licenciado en historia y maestro de filosofía, un verdadero apasionado de la tarea que le toca hacer: transmitir el conocimiento desde la emoción. De nuevo fuimos a la estación central de tren y tomamos el convoy con destino a Terezin, llegar a la estación ya significa sumirte en la triste historia de la ciudad. Terezín fue fundada en el siglo XVIII con el nombre de
Theresienstadt al crearse una fortificación entre los ríos Elba y Ohre por los Habsburgo. Alrededor surgió un núcleo urbano. En 1941 los nazis ocupaban prácticamente toda Europa, y el sueño de
Hitler era realizar la limpieza étnica de todo el continente. Una de las
principales víctimas de estas atroces políticas fueron los judíos, que
por millares fueron deportados y aprisionados en diferentes campos de
concentración. En este contexto, esta antigua fortaleza militar situada
al norte de Bohemia, fue utilizada como guetto para
judíos provenientes de todos los países europeos, muchos perecieron
allí, otros miles fueron trasladados a diferentes centros de exterminio
situados en el Este. Una visita impactante que ilustra los horrores y
los excesos de la guerra, por lo mismo Terezin es hoy un espacio
importante para la reflexión, la memoria y el humanismo. Ciudad que era mostrada engañosamente por los nazis como un ejemplo de tratamiento humano ante la Cruz Roja Internacional.Comenzamos a caminar hacia los lugares históricos, mientras el guía iba introduciendo antecedentes históricos, como la anexión de Checoslovaquia y el problema de los
Sudetes. El primer punto a conocer era el Crematorio, antes de llegar vemos el cementerio Judío y el monumento a los Soldados Soviéticos, cuyo ejército liberó Checoslovaquia y el Campo de Terezin. Luego de detenernos a escuchar la narración del guía
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Cementerio Judío de Terezin |
llegamos al Crematorio. En 1942, la fortaleza de Terezin, en la que comúnmente, no vivían más de
4 mil personas, se hallaba hacinada y sobrepoblada con casi 70 mil
almas. Las malas condiciones de vida, las epidemias, el mal trato, la
mala alimentación, hizo que se disparara el número de los fallecidos.
Temiendo que la cantidad de cadáveres hiciera aún peor la situación
sanitaria del gueto, las autoridades nazis decidieron construir el
crematorio para eliminar de esta manera los cuerpos. Debido al ceremonial Judío, hay que limpiarse bien los pies en una alfombra antes de entrar y no está permitido sacar fotos o grabar video. Vimos la Sala Ceremonial, un espacio para el dolor y el reencuentro. En la Sala Ceremonial las
familias judías se reunían para dar el último adiós a sus difuntos.
Tradicionalmente en estos sitios, el cadáver es puesto en un manto para
después ser enterrado en contacto directo con la tierra, pero esto
último, el reglamento del opresor no lo permitía, los cuerpos eran
llevados al crematorio para ser incinerados allí. Luego de allí nos dirigimos al Kolumbárium: la hipocresía nazi, creía útil tener un archivo de cenizas, para fingir
ante la comunidad internacional y la Cruz Roja, que guardaban respeto
por la memoria de los muertos judíos. Otro de los tantos montajes
propagandísticos que caracterizaron a Terezin. Sin embargo, en 1944,
Heinrich Himmler (formador de los llamados
Einsatzgruppen, construyó los campos de exterminio), consciente de la inminente derrota alemana, ordenó la
desaparición para siempre de las cenizas siendo lanzadas a las aguas del
río Ohři.
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Kolumbarium |
Salimos y nos dirigimos hacia el Memorial de Terezin: la Gran Fortaleza, antiguamente fué regimiento militar que fue convertido en gueto judío a partir de
noviembre de 1941. Casi todas sus viviendas fueron destinadas como
barracones para hacinar en ellos las poblaciones deportadas. Su estadía
en el gueto, para muchos fue sólo temporal, puesto que casi 90 mil
salieron de allí para ser destinados a otros campos en el Este, muchos
de ellos de exterminio.
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Exposición en Barraca de Magdeburgo |
Luego nos adentramos en Barracas de Magdeburgo:
Uno de los tantos edificios destinado como barracones, hoy es un
museo que recuerda los días del gueto. La colección rescata la actividad
cultural de los judíos encerrados allí. Fue tan asombrosa la producción
artística de los judíos, que fue aprovechada por los nazis para mostrar
Terezin como un campo modelo, digno y ejemplar. La colección es un
genuino mensaje de esperanza, fuerza y amor por la vida, en miedo del
horror y la muerte.
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Carcel de la Gestapo |
Luego de recorrer todas las salas referidas a las distintas artes y sala de teatro, nos dirigimos cruzando el río Ohri hacia la pequeña fortaleza o Cárcel de la Gestapo. Sin antes atravezar el Cementerio Nacional, que se trata de un monumento al sufrimiento nacional.
Cementerio en el que fueron enterradas alrededor de diez mil
personas, fallecidas tras la liberación del Terezin en mayo de 1945. No
fue suficiente el fin de la guerra para que acabase la muerte en el
campo, la situación sanitaria seguía siendo de
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Cementerio Nacional |
extrema gravedad, el
campo debió soportar, por lo mismo, una estricta cuarentena hasta
garantizar su desinfección total.
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Carcel de la Gestapo |
Luego entramos a la Pequeña Fortaleza. Durante siglos fue usada como prisión destinada para políticos o
enemigos del otrora Imperio Austrohúngaro. En 1940, la Gestapo
atendiendo al colapso de las cárceles de Praga decide ocupar esta vieja
fortaleza barroca amurallada como para encerrar allí los enemigos del
Tercer Reich, entiéndase comunistas, miembros del antiguo ejército
checoeslovaco, pastores de iglesias cristianas, homosexuales, judíos,
gitanos entre otros. Las condiciones allí eran equiparables a las de los campos de
concentración. Para la

mayoría de los miles de hombres y mujeres
encarcelados en ella, la Pequeña Fortaleza fue solo un lugar de tránsito
hacia algún campo más grande situado en el territorio del Reich alemán. En 1944 y 1945, mientras aún se peleaba la II Guerra Mundial, se invitó a
representantes de la Cruz Roja Internacional a visitar la fortaleza
principal para que vieran por sí mismos las condiciones. A fin de crear
la ilusión de que era tan solo una ciudad balneario, los nazis
realizaron un gran trabajo de embellecimiento. Luego nos llevaron a un microcine para ver un pequeño corto sobre la vida en el campo y como los nazis hacían propaganda en gañosa. Salimos y recorrimos bajo tierra los túneles construídos por los alemanes.

Despues de tanta información oral y visual, salimos de este memorial para el almuerzo tardío (cuatro de la tarde) que ya habíamos reservado a la mañana. El tren que nos devolvería a Praga pasaba a las cinco y cuarenta, lo que aprovechamos todo ese tiempo para repreguntar al guía sobre dudas que habían quedado. Una excursión un tanto lúgubre, pero necesaria para conocer un poco mas en profundidad el ancho abanico de la condición humana, desde la crueldad absoluta pasando por la solidaridad, entereza, resignación, lucha, etc.
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