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Pocas palabras

Cuando el tiempo esta disponible (y la billetera también), nos gusta viajar y conocer lugares de interés turístico. Es la intención de este blog, contar experiencias y dar a conocer detalles de los lugares de alojamiento en cuanto a calidad de atención e infraestructura, paseos, divertimentos, lugares para comer y para divertirse, etc. Desde ya, agradecemos las colaboraciones.
Yorsh

27 octubre, 2017

Terezin, República Checa

Al día siguiente de hacer la excursión de Kutná Hora, nos tocaba hacer la de Terezin o tristemente conocida por su nombre en alemán: Theresienstadt. Fuimos de nuevo a la calle Celetná al borde de la plaza de la Ciudad vieja, para encontrarnos con el guía, Andrés, un chico Chileno licenciado en historia y maestro de filosofía, un verdadero apasionado de la tarea que le toca hacer: transmitir el conocimiento desde la emoción. De nuevo fuimos a la estación central de tren y tomamos el convoy con destino a Terezin, llegar a la estación ya significa sumirte en la triste historia de la ciudad.  Terezín fue fundada en el siglo XVIII con el nombre de Theresienstadt al crearse una fortificación entre los ríos Elba y Ohre por los Habsburgo. Alrededor surgió un núcleo urbano. En 1941 los nazis ocupaban prácticamente toda Europa, y el sueño de Hitler era realizar la limpieza étnica de todo el continente. Una de las principales víctimas de estas atroces políticas fueron los judíos, que por millares fueron deportados y aprisionados en diferentes campos de concentración. En este contexto, esta antigua fortaleza militar situada al norte de Bohemia, fue utilizada como guetto para judíos provenientes de todos los países europeos, muchos perecieron allí, otros miles fueron trasladados a diferentes centros de exterminio situados en el Este. Una visita impactante que ilustra los horrores y los excesos de la guerra, por lo mismo Terezin es hoy un espacio importante para la reflexión, la memoria y el humanismo. Ciudad que era mostrada engañosamente por los nazis como un ejemplo de tratamiento humano ante la Cruz Roja Internacional.Comenzamos a caminar hacia los lugares históricos, mientras el guía iba introduciendo antecedentes históricos, como la anexión de Checoslovaquia y el problema de los Sudetes. El primer punto a conocer era el Crematorio, antes de llegar vemos el cementerio Judío y el monumento a los Soldados Soviéticos, cuyo ejército liberó Checoslovaquia y el Campo de Terezin. Luego de detenernos a escuchar la narración del guía
Cementerio Judío de Terezin
llegamos al Crematorio. En 1942, la fortaleza de Terezin, en la que comúnmente, no vivían más de 4 mil personas, se hallaba hacinada y sobrepoblada con casi 70 mil almas. Las malas condiciones de vida, las epidemias, el mal trato, la mala alimentación, hizo que se disparara el número de los fallecidos. Temiendo que la cantidad de cadáveres hiciera aún peor la situación sanitaria del gueto, las autoridades nazis decidieron construir el crematorio para eliminar de esta manera los cuerpos. Debido al ceremonial Judío, hay que limpiarse bien los pies en una alfombra antes de entrar y no está permitido sacar fotos o grabar video. Vimos la Sala Ceremonial, un espacio para el dolor y el reencuentro. En la Sala Ceremonial las familias judías se reunían para dar el último adiós a sus difuntos. Tradicionalmente en estos sitios, el cadáver es puesto en un manto para después ser enterrado en contacto directo con la tierra, pero esto último, el reglamento del opresor no lo permitía, los cuerpos eran llevados al crematorio para ser incinerados allí. Luego de allí nos dirigimos al Kolumbárium: la hipocresía nazi, creía útil tener un archivo de cenizas, para fingir ante la comunidad internacional y la Cruz Roja, que guardaban respeto por la memoria de los muertos judíos. Otro de los tantos montajes propagandísticos que caracterizaron a Terezin. Sin embargo, en 1944, Heinrich Himmler (formador de los llamados Einsatzgruppen, construyó los campos de exterminio), consciente de la inminente derrota alemana, ordenó la desaparición para siempre de las cenizas siendo lanzadas a las aguas del río Ohři.
Kolumbarium
Salimos y nos dirigimos hacia el Memorial de Terezin: la Gran Fortaleza, antiguamente fué regimiento militar que fue convertido en gueto judío a partir de noviembre de 1941. Casi todas sus viviendas fueron destinadas como barracones para hacinar en ellos las poblaciones deportadas. Su estadía en el gueto, para muchos fue sólo temporal, puesto que casi 90 mil salieron de allí para ser destinados a otros campos en el Este, muchos de ellos de exterminio.
Exposición en Barraca de Magdeburgo
Luego nos adentramos en  Barracas de Magdeburgo:

Uno de los tantos edificios destinado como barracones, hoy es un museo que recuerda los días del gueto. La colección rescata la actividad cultural de los judíos encerrados allí. Fue tan asombrosa la producción artística de los judíos, que fue aprovechada por los nazis para mostrar Terezin como un campo modelo, digno y ejemplar. La colección es un genuino mensaje de esperanza, fuerza y amor por la vida, en miedo del horror y la muerte.
Carcel de la Gestapo
 Luego de recorrer todas las salas referidas a las distintas artes y sala de teatro, nos dirigimos cruzando el río Ohri hacia la pequeña fortaleza o Cárcel de la Gestapo. Sin antes atravezar el Cementerio Nacional, que se trata de un monumento al sufrimiento nacional.
Cementerio en el que fueron enterradas alrededor de diez mil personas, fallecidas tras la liberación del Terezin en mayo de 1945. No fue suficiente el fin de la guerra para que acabase la muerte en el campo, la situación sanitaria seguía siendo de
Cementerio Nacional
extrema gravedad, el campo debió soportar, por lo mismo, una estricta cuarentena hasta garantizar su desinfección total.
Carcel de la Gestapo
Luego entramos a la Pequeña Fortaleza. Durante siglos fue usada como prisión destinada para políticos o enemigos del otrora Imperio Austrohúngaro. En 1940, la Gestapo atendiendo al colapso de las cárceles de Praga decide ocupar esta vieja fortaleza barroca amurallada como para encerrar allí los enemigos del Tercer Reich, entiéndase comunistas, miembros del antiguo ejército checoeslovaco, pastores de iglesias cristianas, homosexuales, judíos, gitanos entre otros. Las condiciones allí eran equiparables a las de los campos de concentración. Para la
mayoría de los miles de hombres y mujeres encarcelados en ella, la Pequeña Fortaleza fue solo un lugar de tránsito hacia algún campo más grande situado en el territorio del Reich alemán. En 1944 y 1945, mientras aún se peleaba la II Guerra Mundial, se invitó a representantes de la Cruz Roja Internacional a visitar la fortaleza principal para que vieran por sí mismos las condiciones. A fin de crear la ilusión de que era tan solo una ciudad balneario, los nazis realizaron un gran trabajo de embellecimiento. Luego nos llevaron a un microcine para ver un pequeño corto sobre la vida en el campo y como los nazis hacían propaganda en gañosa. Salimos y recorrimos bajo tierra los túneles construídos por los alemanes.
Despues de tanta información oral y visual, salimos de este memorial para el almuerzo tardío (cuatro de la tarde) que ya habíamos reservado a la mañana. El tren que nos devolvería a Praga pasaba a las cinco y cuarenta, lo que aprovechamos todo ese tiempo para repreguntar al guía sobre dudas que habían quedado. Una excursión un tanto lúgubre, pero necesaria para conocer un poco mas en profundidad el ancho abanico de la condición humana, desde la crueldad absoluta pasando por la solidaridad, entereza, resignación, lucha, etc.

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